“Poco creíble”: el INDEC afirma que la pobreza bajó al 31,6 % en el primer semestre, pero genera dudas

0
21

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó que la pobreza en Argentina se redujo al 31,6 % durante el primer semestre de 2025, mostrando una mejora respecto al 38,1 % del segundo semestre de 2024. Sin embargo, distintos analistas ponen en cuestión estas cifras, asegurando que la baja podría estar sobreestimada.

  • Según el informe de INDEC, en los 31 aglomerados urbanos estudiados viven aproximadamente 15,05 millones de pobres, de los cuales unos 3,39 millones se encuentran en situación de indigencia.

  • En comparación con el mismo semestre de 2024, cuando la pobreza era del 52,9 %, la caída es de 21,3 puntos porcentuales. Respecto al semestre anterior (2° de 2024), la baja fue de 6,5 puntos porcentuales.

  • El informe indica también que los ingresos familiares crecieron alrededor de 26,3 %, mientras que las canastas básicas totales (CBT) aumentaron 12,3 %. La canasta básica alimentaria (CBA) creció 13,2 %.

  • No obstante, voces críticas advierten que la metodología del INDEC tendría debilidades: la actualización de las canastas de consumo no estaría reflejando suficientemente los nuevos precios de servicios, transporte y otros bienes fuera del rubro alimentario que se dispararon. Algunos especialistas argumentan que estos costos mayores pesan mucho en los hogares pobres pero no estarían bien contemplados.

  • También se señala que, aunque los ingresos mejoraron, la informalidad laboral sigue alta, y muchos hogares aún enfrentan dificultades con deudas, alquileres, servicios públicos y otros gastos esenciales que no se reflejan plenamente solo con la medición de ingresos monetarios.


Conclusión:
El dato oficial de pobreza del 31,6 % representa un alivio estadístico significativo comparado con los semestres previos, y apunta a que algunas políticas económicas podrían estar teniendo impacto. Sin embargo, la combinación de inflación persistente, actualización de canastas poco frecuente y brechas en la cobertura de los costos reales de vida genera razones fundadas para la desconfianza. Para que esta mejora sea entendida como verdadera y sostenible, serán clave dos cosas: una transparencia plena sobre la metodología, y la comprobación de que los hogares más vulnerables también experimentan mejoras en términos reales —no solo numéricamente, sino en su capacidad para vivir con dignidad.