Milei definiría los cambios en el Gabinete junto a Mauricio Macri recién después de las elecciones

Según fuentes cercanas a la Casa Rosada, el presidente Javier Milei espera a que pasen los comicios del 26 de octubre para concretar posibles modificaciones en su equipo de ministros. La decisión incluye negociar con Mauricio Macri y abrir la puerta a figuras del PRO, radicalismo o gobernadores, aunque por ahora no hay contactos formales en ese sentido.
1. Postura oficial: “sin cambios hasta después del 26-O”
El gobierno ratificó que no habrá novedades ni definiciones ministeriales antes de las elecciones. Cualquier ajuste será materia del “postelectoral”, dicen en el entorno presidencial.
Hasta ahora, no existen negociaciones en marcha para incorporar dirigentes de otros espacios en el Gabinete, aunque la idea está sobre la mesa como estrategia de gobernabilidad.
2. Posibles aliados y escenarios
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En un principio se especuló con que el PRO podría tener participación en la administración nacional.
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También se considera la posibilidad de sumar figuras del radicalismo o gobernadores, según el resultado electoral y el peso que adquieran esos espacios.
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Milei ya ha tenido reuniones previas con Macri, con mediación de Guillermo Francos, donde se han discutido líneas de cooperación futura.
3. Qué áreas podrían ser reformadas
Algunas de las carteras que suelen aparecer en las especulaciones:
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Economía / finanzas, por su centralidad en las medidas estructurales
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Áreas que hoy funcionan con mayor fragilidad política
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Ministerios vinculados al vínculo federal con provincias
Uno de los nombres que circula es el de Luis Petri, actual ministro de Defensa, quien encabeza la lista en Mendoza, y podría ser relocalizado o remplazado en función del resultado electoral.
4. Riesgos y condicionantes
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Cambiar el Gabinete antes de las elecciones podría interpretarse como gesto de debilidad o de “uso político” del poder, lo que podría afectar el clima electoral.
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Incorporar actores de otros espacios exige concesiones: acuerdos programáticos, distribución de poder interno, manejo de cargos intermedios.
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Si el oficialismo no logra consolidar una mayoría legislativa, esos movimientos quedan condicionados por dinámicas parlamentarias. De hecho, proyectan que el oficialismo no controlaría el Congreso tras las elecciones.
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El timing es delicado: hacer cambios prematuros puede generar filtraciones, tensiones políticas internas y desgaste antes de las urnas.
La estrategia declarada de Milei es clara: postergar cualquier reacomodamiento hasta después del 26 de octubre. Pero el hecho de que incluya al expresidente Mauricio Macri en la definición marca una apuesta mayor: que el futuro gabinete no solo sea interno, sino el resultado de negociaciones políticas y coaliciones funcionales.
Si las elecciones le dan margen, estos cambios podrían ser clave para fortalecer su base política y pavimentar acuerdos de gobernabilidad. Pero si el poder legislativo se le escapa, ese gabinete “de posdata” podría quedar más simbólico que real.





