La ‘ola violeta’ impulsa a Milei a blindar un Presupuesto con casi nula obra pública

Tras el contundente resultado electoral que su fuerza política obtuvo, el presidente Javier Milei impulsa un proyecto de Presupuesto para 2026 que, según analistas del sector de la construcción, reduce drásticamente la inversión en obras públicas y limita el margen de negociación de las provincias.
El contexto del “blindaje” presupuestario
La victoria política que algunos medios han denominado como “la ola violeta” —en alusión al color asociado al cuerpo de votantes jóvenes, urbanos y mujeres que respaldaron al oficialismo— le otorga al Gobierno nacional mayor margen de acción legislativa y lo habilita a fijar términos propios para el Presupuesto 2026.
Según el análisis citado, la inversión directa en obra pública podría ubicarse en torno al 0,3 % del PIB, por debajo del 0,4 % registrado en 2024 y lejos del 1,3 % de 2023. Esto implica no sólo un ajuste numérico sino un desplazamiento del papel de la infraestructura como motor de empleo y desarrollo territorial.
Las claves del nuevo esquema
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Mientras que nominalmente podría haber un pequeño aumento (“26,1 % en términos reales”, según la Asociación Argentina de Presupuesto), ese incremento es considerado “insuficiente para recomponer el atraso” en rutas, puentes, redes de agua y saneamiento.
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Gobiernos provinciales y constructoras están en alerta: el nuevo Presupuesto les dejaría con “manos atadas” para negociar obras, lo que incrementa la tensión federal entre Nación y provincias.
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Desde el Ejecutivo se interpreta que el aval electoral dado le da “mandato suficiente” para imponer una línea fiscal sin grandes concesiones. Las reformas estructurales, la disciplina presupuestaria y el control de gasto parecen ganar prioridad frente al gasto en infraestructura.
Riesgos y puntos de atención
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Una inversión tan reducida en obra pública puede traducirse en menor generación de empleo, retroceso en la mejora de infraestructura crítica y caída de competitividad regional. Analistas advierten por el deterioro del sector constructor.
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La desarticulación del vínculo tradicional entre Nación y provincias en materia de obras puede debilitar la gobernanza territorial y aumentar la inequidad entre regiones.
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En un escenario de inflación elevada y expectativas cambiarias volátiles, recortar la obra pública puede generar efectos negativos indirectos en la demanda agregada y el crecimiento económico.
La “ola violeta” le da al Gobierno de Javier Milei un envión político para marcar su agenda presupuestaria y reafirmar la disciplina fiscal. Sin embargo, el modo en que este Presupuesto 2026 articule austeridad con crecimiento real será clave para que el ajuste no se traduzca simplemente en postergación de infraestructura, empleo y desarrollo territorial. El verdadero desafío será que las decisiones presupuestarias reflejen no solo control del gasto, sino resultados tangibles para la ciudadanía.




