La inflación empieza con 2 y muere el caballito de batalla de Javier Milei justo antes de las elecciones

Después de meses de mostrarse como el gran “apagafuegos” inflacionario del país, el Gobierno enfrenta un nuevo tropiezo: en septiembre el índice de precios porteño arrojó un aumento de 2,2 %, sugiriendo que el control se afloja en plena campaña electoral. El efecto dólar y el freno al consumo complican la narrativa oficial.
1. El dato que alarma
Según LetraP, la inflación de la Ciudad de Buenos Aires en septiembre marcó un 2,2 % mensual, empujada tanto por bienes regulados como por precios transables, indicando que el impacto del dólar comienza a trasladarse a los precios locales.
Ese número no es menor: representa la primera vez en varios meses en que el aumento real se elevó por encima de la barrera del 2 %, lo que para muchos analistas señala que el “techo” que había contenido las alzas podría estar siendo vencido.
2. Factores detrás del repunte
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El dólar en las últimas semanas se ha presionado al alza, pese a las intervenciones oficiales, y eso está filtrándose en los productos importados, insumos y bienes transables.
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Bienes regulados y servicios públicos ya venían adelantando incrementos, que ahora agregan impulso al índice general.
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El estancamiento del consumo y la actividad económica recortan el espacio para marcas y comercios que antes absorbían costos.
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Los economistas consultados por LetraP coinciden en que este 2,2 % apunta a una inflación “rebote” más que a un nuevo salto desenfrenado, aunque advierten que el margen para sostener la baja se vuelve cada vez más estrecho.
3. El caballito de batalla que amenaza con morir
Durante semanas, el Gobierno celebró la desaceleración de la inflación como uno de sus logros más visibles, usándolo como símbolo de control económico. Este contraste entre excepcionalidad y normalidad le había dado aire político.
Pero cuando ese logro empieza a perder consistencia justo en la antesala de una elección, el riesgo es que deje de funcionar como discurso eficaz. El “caballito de batalla inflacionario” se vuelve vulnerable justo cuando más lo necesitan.
El dato del 2,2 % en septiembre es más que una estadística: es un mensaje de alerta. En plena campaña electoral, si la inflación deja de estar domada, el Estado volverá a ser blanco de críticas.
Para el Gobierno será clave demostrar que no es sólo un sobresalto puntual, sino que puede reconducir la curva. Pero ese desafío será mucho más arduo con los ojos de elección encima.





