“Inflación cero en agosto próximo” y un gabinete por rediseñar: las proyecciones y riesgos del plan de Milei

El presidente Javier Milei renovó su promesa central: que en agosto del año que viene la inflación será cero en Argentina. En una entrevista televisiva, además defendió su plan económico, anticipó cambios profundos tras las elecciones del 26 de octubre y dejó abierta la puerta a darle un rol más relevante a su asesor Santiago Caputo. Sin embargo, economistas y sectores industriales advierten: los números actuales muestran una inflación aún elevada, con señales preocupantes en la producción y en el tipo de cambio.
La promesa clave y la lógica detrás
Durante su aparición en LN+, Milei lanzó nuevamente su proyección más ambiciosa: “Si el rezago de la política monetaria es de 26 meses, para agosto del año que viene la inflación va a ser cero”.
Además, calificó el actual 30 % de inflación anual como “asco” y reafirmó su compromiso “de bajar la inflación” como eje de su gestión.
El Presidente remarcó que la política monetaria fue fijada “a mitad del año pasado” y que restan los efectos rezagados (“lag”) de ese ajuste. El desafío es que buena parte de los economistas consideran que ese “rezago” ya está agotado o que está perdiendo fuerza frente a nuevas presiones inflacionarias.
Datos recientes que temperan el optimismo
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En septiembre, el índice de precios al consumidor habría acelerado al 2,1 % mensual, frente al 1,9 % de agosto, según estimaciones de consenso económico.
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En años móviles, esa cifra correspondería a una inflación del 31,8 %, el menor dato desde julio de 2018.
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Instituciones como el FMI proyectan para el año que viene una inflación cercana al 16,4 %, contra la visión más optimista del Gobierno.
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La OCDE, por su parte, estima que la inflación promedio bajará de 37 % en 2025 a 15 % en 2026.
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En tanto, un reciente informe del Gobierno para 2026 prevé un aumento de precios de 10,1 % anual, con un superávit fiscal proyectado del 1,5 % del PIB.
Estas divergencias muestran la distancia entre la proyección presidencial y los escenarios más moderados o cautelosos del ámbito económico.
El “día después” electoral y el nuevo gabinete
Milei ya adelantó que “habrá una reorganización forzada dentro del gabinete” tras las elecciones del 26 de octubre.
Uno de los nombres en danza es el de Santiago Caputo, asesor de confianza sin cargo formal hasta ahora, pero nombrado con frecuencia como posible protagonista del relanzamiento de la gestión. El Presidente mismo dijo que “absolutamente podría tener un cargo”, aunque evitó detallar funciones.
Algunas fuentes internas relativizan esa posibilidad, argumentando que adelantar nombres puede desgastar al funcionario antes de asumir (“La mejor forma de matar a un funcionario es anticiparle el cargo”, dijo Milei. Otros medios reconocen que la tensión entre Caputo y ministros como Guillermo Francos ha sido palpable en los últimos meses.
Riesgos estructurales y contradicciones
El Gobierno ha logrado avances importantes en equilibrio fiscal y recortes del gasto, pero enfrenta desafíos estructurales que podrían complicar sus metas. La industria se resiente frente a la apertura comercial y al tipo de cambio fuerte: varias fábricas han reducido sus líneas o cerrado plantas.
Además, la política oficial en el manejo del peso —que combina intervención cambiaria con bandas de control— podría cambiar tras las elecciones, según analistas que anticipan una ampliación de la banda cambiaria.
También existe interrogante sobre la sustentabilidad del modelo: llevar la inflación a cero requeriría estabilidad monetaria sostenida, credibilidad absoluta y presión de demanda contenida. Muchos economistas opinan que más plausible es una desaceleración paulatina, no una caída abrupta.
La promesa de inflación cero en agosto de 2026 traza una hoja de ruta ambiciosa y políticamente resonante para el gobierno de Javier Milei. Pero entre esa meta y los números actuales hay un terreno complejo: índices aún elevados, proyecciones externas más moderadas, sectores productivos en alerta y un gabinete que puede volverse un nuevo foco.
Las elecciones legislativas del 26 de octubre no solo definirán el futuro político inmediato de La Libertad Avanza: también marcarán si ese pronóstico de “inflación cero” es tema de una hoja de ruta creíble o un horizonte difícil de alcanzar.




