El poder centralizado: Milei y Karina controlan el Ejecutivo sin estructuras institucionales

0
9

El artículo sostiene que tras la aplastante derrota electoral en Buenos Aires, el Gobierno argentino funciona con mano única: con Karina Milei ejerciendo un rol decisivo en lo administrativo, y con Luis Caputo (“Toto”) encargado de concentrar el plan económico. Se denuncia ausencia de cuadros políticos sólidos, alta rotación de funcionarios y poca institucionalidad.

  1. Concentración del poder en Karina Milei

    • El autor plantea que Karina Milei —”La Hermanísima”— ha aglutinado el mando real del Ejecutivo, más allá del rol formal del presidente Javier Milei.

    • Su dominio incluye decisiones administrativas fuertes, despidos o renuncias frecuentes de funcionarios, lo que refleja un gobierno con poca estabilidad en su estructura de cuadros políticos.

  2. Luis Caputo controla el plan económico

    • Se dice que prácticamente Caputo (“Toto”) es quien lidera el único programa económico visible: la estrategia sobre el dólar, especialmente con vistas a las elecciones de octubre.

    • Esa estrategia monetaria, cambiante y centralizada, es vista como una de las pocas certezas del actual Gobierno.

  3. Alta rotación de cargos

    • Se señala que, desde el inicio de la gestión, hubo centenares de funcionarios que fueron desplazados, renunciaron o fueron despedidos. El promedio que se menciona es de casi uno por día.

    • Esto genera una sensación de inestabilidad, falta de continuidad y ausencia de líneas políticas claras más allá de las urgencias del momento.

  4. Débil institucionalidad

    • El texto critica que el Gobierno parece carecer de cuadros políticos con experiencia en la gestión estatal, y que muchas decisiones se toman sin criterio de largo plazo, más bien reaccionando a hechos inmediatos.

    • Se plantea que tras la derrota en Buenos Aires, la estrategia para recuperar imagen se apuesta a una visibilidad fuerte, actos centrales, cadenas nacionales, reorganización interna y reafirmación de cargos — todo bajo el control directo del núcleo del poder que rodea a Karina.


Análisis

  • La nota sugiere que el Gobierno ha elegido una lógica de mando concentrado, algo que puede ser funcional para decisiones rápidas, pero riesgoso para gobernabilidad estable, pues la falta de cuadros de respaldo puede llevar a vacíos operativos si cambian las circunstancias o se intensifica la oposición.

  • También parece que la derrota electoral en Buenos Aires es vista como un punto de inflexión, que obliga al oficialismo a mostrar unidad, firmeza y control — lo que explicaría los gestos de reafirmación pública del liderazgo (ratificar cargos claves, controlar la agenda económica, etc.).

  • Hay una tensión entre la necesidad de previsibilidad institucional (especialmente si se avecinan leyes difíciles, negociaciones con provincias, ajustes presupuestarios) y la lógica de mando personalista: eso podría generar desconcierto entre funcionarios, gobernadores, sectores productivos e inversores.