El armado del nuevo gabinete tras las elecciones: entre nombres fuertes, tensión interna y el papel decisivo de Karina Milei

Mientras el gobierno de Javier Milei se prepara para los cambios de gabinete previstos una vez pasada la jornada electoral, en el oficialismo circulan versiones de una reconfiguración profunda de las principales carteras. Los nombres que suenan ya están sobre la mesa, pero su concreción dependerá del visto bueno final de Karina Milei, quien retiene el poder de definición.
Según publicó La Política Online (LPO), los cambios que se están barajando incluyen:
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Santiago Caputo como jefe de Gabinete, desplazando al actual responsable de ese cargo.
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Federico Sturzenegger para la cartera de Economía, en reemplazo del ministro saliente. Se menciona su vínculo con entidades internacionales y su cercanía con organismos de crédito globales.
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Guillermo Francos a la Cancillería, para ocupar el lugar que dejaría Gerardo Werthein, como parte de una redistribución de roles internos.
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En Interior, suena Diego Santilli, y para la presidencia de la Cámara de Diputados aparece Cristian Ritondo, como parte del corrimiento político-operativo en el oficialismo.
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A su vez, la cartera de Defensa sería una de las más difíciles de precisar, ya que varios funcionarios declinan asumir ante la complejidad del área.
Estos movimientos no se anuncian formalmente aún porque, según las fuentes citadas por LPO, dependen del “ok” de Karina Milei, quien según distintos consultados prefiere esperar el resultado electoral antes de sellar los nombramientos.
El contexto de estos cambios es significativo: con una economía aún inestable, una deuda externa elevada, y necesidades de redefinir la política internacional y el gabinete, el gobierno busca una renovación que le dé mayor impulso político y técnico hacia el segundo tramo de su mandato. La llegada de Sturzenegger, por ejemplo, remite a un perfil económico más ortodoxo y de enlace con organismos globales, lo cual podría implicar un ajuste en las políticas macroeconómicas.
Por otro lado, el hecho de que Karina Milei tenga poder de veto o aprobación final indica una fuerte concentración de decisión en el entorno presidencial, lo que añade una dimensión personal al armado político, y muestra que las negociaciones de cargos ya no son sólo entre bloques partidarios sino también entre líneas internas del equipo.
En definitiva, lo que se evidencia es que el gobierno de Javier Milei está en plena fase de recomposición institucional tras las elecciones. Los nombres ya circulan, las carteras se mueven, pero la definición queda para después del domingo, cuando el resultado electoral arroje un panorama más claro. Si los cambios se confirman, marcarán una nueva etapa que combina renovación operativa con continuidad política, pero también harán visible quién detenta el poder real en el Palacio de Gobierno: ¿será el presidente Milei o su círculo íntimo encabezado por Karina? Los próximos días serán clave para confirmar si el armado cumple con las expectativas o desencadena una nueva batalla interna.




