El “apagón masivo” que nunca llegó: Rotundo fracaso en la protesta convocada por Pablo Grasso y Sara Delgado

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Santa Cruz – La convocatoria a un “apagón masivo” en Río Gallegos, impulsada por la Secretaria de Gobierno, Sara Delgado, y avalada por el Intendente Pablo Grasso, resultó ser un fracaso monumental. A pesar de la promoción de esta iniciativa promovida por los funcionarios del Municipio como una forma de protestar contra los tarifazos de gas y luz, la realidad fue que, en el horario en que se suponía que tendría lugar la protesta, la mayoría de los comercios de la ciudad continuaron con su rutina diaria como si nada, manteniendo sus luces encendidas.

La idea de apagar las luces durante 15 minutos desde las 19 horas del jueves pasado, fue presentada como un supuesto acto de “solidaridad” y “resistencia” por parte de las autoridades de Río Gallegos. Sin embargo, la respuesta de la comunidad fue todo lo contrario a lo esperado. Los comerciantes, que recibieron visitas de funcionarios municipales tratando de convencerlos de participar, decidieron no sumarse a la iniciativa. En lugar de un apagón “masivo”, la ciudad vivió un paisaje cotidiano, con clientes en los bares, y tiendas que ni siquiera parecieron notar la convocatoria.

Este fallido episodio plantea preguntas sobre la efectividad de la estrategia de protesta. Mientras Sara Delgado y su equipo de la Municipalidad intentaban movilizar a la población, la indiferencia general evidenció una carencia de apoyo real y compromiso de la comunidad hacia una convocatoria impulsada por autoridades que decidieron gastar fondos públicos para imprimir afiches promocionales de su protesta simbólica, mientras cientos de vecinos en situaciones vulnerables son olvidados día a día por el Municipio. Quizá por este motivo, la jornada transcurrió como cualquier otro día, dejando a los organizadores con las luces encendidas y a la espera de un apoyo popular que nunca llegó.

De esta manera, el “apagón masivo” se convirtió en una anécdota fallida más en la historia de Río Gallegos, donde los esfuerzos por parte de Pablo Grasso y sus funcionarios por llamar la atención de los vecinos se desvanecieron junto con la esperanza de contar con el apoyo de la comunidad.