Con la morosidad más alta en 17 años, el Gobierno culpa al “boom del crédito” y minimiza el ahogo de las familias

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El Ejecutivo argentino señala que el fuerte crecimiento del crédito fue el motor del alza de impagos, pero organizaciones sociales advierten que el desgaste del poder adquisitivo y la inflación agravan la situación.

El nivel de morosidad del sistema crediticio en Argentina alcanzó niveles que no se veían desde hace 17 años, de acuerdo con reportes del sector financiero. Frente a este escenario, el Gobierno responsabilizó al “boom del crédito” —la fuerte expansión de préstamos al consumo, tarjetas y líneas personales en los últimos años— como el principal detonante del repunte de incumplimientos.

¿Qué dicen los datos?

  • La morosidad del crédito (es decir, la proporción de préstamos que se encuentran en atraso) se ubicó en el rango más alto registrado en los últimos 17 años, lo que despierta alerta sobre el riesgo financiero y social del fenómeno.

  • El Gobierno argumenta que la rápida expansión del otorgamiento de créditos —especialmente en los años precedentes— generó una “base de riesgo” elevada, y que cuando la economía se desacelera o la inflación golpea, muchas familias no pueden responder.

  • Por su parte, organizaciones y análisis independientes señalan que detrás del dato hay también una “vulnerabilidad estructural”: salarios estancados, inflación persistente, caída del poder adquisitivo y una economía que no crece al ritmo necesario para absorber la carga de deudas nuevas.

Lo que dice el Gobierno

El Ejecutivo defendió que su gestión había impulsado el crédito para reactivar la economía, financiar consumo y estimular crecimiento. Sin embargo, ante el repunte de la morosidad, reconoció que tal expansión debe “ser revisada”, al tiempo que sostuvo que la culpa principal está en ese crédito acelerado, más que en “una crisis de las familias por otros motivos”.
El mensaje explícito fue: “El problema no es que hayamos dado préstamos, sino que los niveles acumulados hoy representan un riesgo que se está materializando”.

Las voces de advertencia

Organismos de consumidores, entidades sindicales y economistas independientes replican que, aunque el “boom del crédito” es un factor —como dice el Gobierno—, no es el único ni tal vez el más relevante hoy. Algunos señalan:

  • La inflación elevada y la pérdida de valor del peso han hecho que deudas relativamente pequeñas se vuelvan impagables para hogares con ingresos fijos.

  • La contracción salarial real ha disminuido la capacidad de pago de los trabajadores, lo que complica que los préstamos sean sostenibles.

  • La desaceleración económica y la falta de crecimiento generan menor capacidad de generación de ingresos en las familias, por lo que el crédito se vuelve más riesgoso.

  • Finalmente, hay un nivel de sobreendeudamiento de los hogares, lo cual, combinado con bajo ahorro, deja poco margen para manejar imprevistos.

¿Qué está en juego?

  • Impacto social: Un aumento en la morosidad indica que más familias están en una situación de vulnerabilidad financiera. Esto puede derivar en pérdida de bienes, reducción del consumo y mayor presión sobre servicios sociales.

  • Estabilidad del sistema financiero: Si el nivel de impagos continua al alza, ello puede afectar a los bancos, entidades de crédito y al sistema de supervisión financiera, lo cual requiere atención de reguladores.

  • Política de crédito y regulaciones: El Gobierno puede verse presionado a endurecer las regulaciones sobre otorgamiento de préstamos, ajustar tasas, modificar requisitos o intervenir para evitar una crisis mayor.

  • Narrativa política: Que el Ejecutivo responsabilice al “boom del crédito” y minimice otros factores —como la inflación o el estancamiento salarial— puede generar cuestionamientos sobre la coherencia de su enfoque.

¿Y ahora qué viene?

  • Será clave observar medidas regulatorias que pueda adoptar el Gobierno o el Banco Central para frenar el crecimiento de nuevos créditos de alto riesgo.

  • También conviene monitorear programas de apoyo a familias endeudadas, refinanciaciones o moratorias que se puedan implementar para evitar ejecuciones y quiebras de hogares.

  • El seguimiento de la evolución de la mora en los próximos meses será un indicador clave para evaluar si el escenario mejora o si se profundiza el riesgo.

  • En el ámbito político, la cuestión del crédito y la mora podrían convertirse en un tema de campaña, ya que afectan directamente a los sectores medios y populares.