Caputo descarta la dolarización: “Seguiremos con el esquema de bandas”

El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que la dolarización no es una opción para el momento actual y ratificó que el sistema de flotación controlada con bandas continuará tras las elecciones de octubre. Tras su reciente viaje a EE. UU., defendió el respaldo financiero norteamericano como clave para contener la presión cambiaria.
1. Qué dijo Caputo
Caputo fue tajante al responder si la dolarización estaba descartada: “Sí”, aseguró. Pero aclaró también que la dolarización podría pensarse como alternativa para un futuro indeterminado, no en el corto plazo.
Agregó que tras el 26 de octubre el Gobierno mantendrá el sistema de bandas cambiarias y que el dólar seguirá flotando dentro de esos límites.
Habló también del apoyo financiero de EE. UU.: dijo que Estados Unidos “está dispuesto a seguir comprando pesos” y podría intervenir no solo en el mercado de cambio tradicional, sino también en los mercados financieros de dólares futuros.
Asimismo, Caputo rechazó que el respaldo estadounidense signifique pérdida de soberanía, calificando esa visión como “un disparate”.
2. Motivos del descarte de la dolarización
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Según Caputo, la elección de un mecanismo monetario-cambiario debe apuntar a crecer lo más fuerte posible en el menor tiempo, algo que no se ve factible bajo dolarización inmediata.
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Un esquema dolarizado implicaría relinquecer herramientas de política monetaria: la emisión local, el manejo de tasas de interés, el uso del banco central como último recurso.
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Con una economía que aún depende de ajustes, controles sobre crédito local y emisión, no es viable entregar de golpe el papel moneda nacional.
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La decisión de mantener bandas permite flexibilidad ante shocks externos, aunque exige reservas suficientes y respaldo financiero para intervenir cuando haya presión cambiaria.
3. Reacciones previsibles y riesgos
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Algunos economistas lo valoran como un gesto de prudencia: evitar que una medida abrupta como la dolarización genere un salto de incertidumbre.
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Otros advierten que, con inflación persistente y presión cambiaria, mantener banderas de “no dolarización” puede desgastar más si no hay resultados concretos.
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Si el respaldo estadounidense se diluye o cambia condiciones (por coyunturas internacionales), el esquema actual podría quedar debilitado frente a nuevas oleadas de demanda de dólares.
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La oposición podría usar ese anuncio como punto de crítica: si no se da el cambio de paradigma prometido, quedará evidenciado que no hay plan alternativo firme.
Con su declaración, Caputo busca reafirmar que el Gobierno no planea abandonar el control monetario local entregándole todo al dólar, al menos por ahora. Pero más allá de las palabras, la prueba estará en la marcha de la economía: si inflación baja, reservas mejoran y estabilidad retorna, el discurso se validará. Si no, la dolarización quedará como amenaza latente que resurja en el debate cada vez que el sistema cambie se resienta.





