La derrota expo­ne al sector acuerdista del PRO; Macri observa atento desde el silencio

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Buenos Aires, 9 de septiembre de 2025 – La reciente derrota electoral —resultado del acuerdo entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA)— puso en evidencia las tensiones internas del principal partido opositor. Mientras algunos sectores del PRO exponen su frustración, el expresidente Mauricio Macri prefiere mantenerse al margen y se alista para recuperar protagonismo en la reconstrucción partidaria.

Divisiones internas: acordistas vs. autonomistas

Desde que Milei asumió, el PRO se fracturó entre dos posturas: unos apostaban por mantener autonomía frente a LLA, otros impulsaban acuerdos estratégicos para asegurar representación. El resultado electoral dejó claro que esa estrategia tuvo costos políticos considerables, incluso sometiendo al partido a humillaciones públicas por parte del entorno mileísta.

Ritondo y Santilli defienden el acuerdo… a medias

A pesar del revés, dirigentes como Cristian Ritondo y Diego Santilli intentaron relativizar el impacto negativo: “El acuerdo no fue tan malo porque conseguimos mantener nuestras bancas”. Sin embargo, varios referentes se quejaron por no haber sido involucrados en la planificación de la campaña, lo que recalca una gestión poco inclusiva dentro del espacio.

Macri guarda silencio… por ahora

Desde su trinchera, Macri se mantiene en silencio, monitoreando cómo evoluciona el escenario interno. Según el análisis del medio, ve en esta derrota una oportunidad para reposicionarse como liderazgo clave del PRO, con la idea de que Milei finalmente recapacite y lo convoque para reconstruir el espacio “por fuera de su círculo más cercano”.

Alianzas ganadoras a contrapelo

Sorprende que pocos distritos (como Vicente López, con Soledad Martínez, o San Isidro, con Ramón Lanús) pudieron capitalizar el acuerdo LLA-PRO. El resto de los intendentes PRO abandonó la alianza en el cierre de listas o fueron superados por el peronismo, lo que profundiza la sensación de desconfianza y desorden interno.


Conclusión

  • La alianza con LLA resultó funesta en términos políticos, aunque permitió mantener representación parlamentaria.

  • El PRO quedó lastimado internamente: las decisiones centralizadas provocaron malestar en distintos sectores que reclaman una voz más activa.

  • Mientras, Macri espera: el silencio estratégico puede ser su as bajo la manga para retomar el control del partido con mayor legitimidad.